Volkswagen cuenta en el mercado con la octava generación del Golf. Y, su máximo exponente es el GTI. Desde 1976 se han vendido en todo el mundo 2,3 millones de unidades del GTI. La octava generación está disponible en estos momentos desde 42.290 euros, con el cambio DSG automático de siete velocidades. La versión GTI Performance añade 1.130 euros más de coste; mientras que el Volkswagen Golf GTI con cambio manual rondará los 40.000 euros.
El Golf GTI cuenta con un motor de cuatro cilindros 2.0 TFSI que ofrece 245 caballos, la misma potencia y motor que incorporaba el Golf GTI 7; se asocia al cambio DSG de siete velocidades, que la marca alemana afirma que ha mejorado en su capacidad de respuesta. Cuenta con tracción delantera, eje sobre el que se actúa el diferencial electrónico transversal (VAQ).
La marca alemana expica que ha mejorado la estabilidad y precisión de las suspensiones Mherson en los ejes delantero y trasero y ha incorporado un nuevo gestor de la dinámica de marcha que contribuye a optimizar la tracción, junto a una dirección más progresiva.
Como opcional la suspensión adaptativa DCC, cuenta con hasta 15 niveles de conducción y que cuesta 865 euros.
Al volante
Con estos mimbres, nos ponemos al volante del Volkswagen Golf GTI 8 primero para rodar en el circuito del Jarama. De sopetón, sin probar el GTI nos ponemos a dar vueltas al traado madrileño. Llevamos una liebre y detrás vamos tres GTI. Ponemos el modo Individual del DCC, con el modo más deportivo y el control de estabilidad ESP tarado en el modo deportivo pero sin desconectar del todo, algo que se puede hacer a través de la pantalla central táctil de 10,25 pulgadas.
Contamos con levas detrás del volante para subir y bajar marchas. Si conoces el circuito y te sabes de memoria en que marcha has de ir te servirá para divertirte más. Si no, con el modo Sport de la caja de cambios el Golf GTI elige con bastante precisión la marcha.
La estabilidad del coche es elevada y la aceleración normal. Son 245 caballos, que son muchos, pero no te dejan pegado al asiento en aceleración. Homologa 6,2 segundos en el 0 a 100 km/h.
Es muy fácil de conducir y perfecto para ir muy rápido por su docilidad que nos permite corregir nuestros numerosos errores, gracias a la mencionada estabilidad, al diferencial autoblocante XDS y a la precisión de la dirección. Claro que uno de los problemas que hemos tenido durante la prueba ha sido el control de estabilidad.
Problema, entre comillas. Al llevarlo conectado aunque fuera con el tarado más deportivo, el ESC hace su función que es salvarte la vida. Así cuando llegábamos pasados a una curva, clavabas frenos y tirabas el coche a la curva, al acelerar el Golf GTI no te entregaba toda la potencia. Y no lo hacía porque estaba actuando del ESC. Al morrear el coche (subvirar) el coche frena las ruedas del interior de la curva para que no nos saliéramos de la curva y mantenernos en pista.
Si se desconecta el ESP por completo, algo que no se debe de hacer cuando circulemos en carretera, esa pérdida de aceleración desaparece al mismo tiempo que las cuatro ruedas deslizan más. No obstante, el Golf GTI es, insisto, muy fácil de conducir. Lo malo de esto es que te crees buen conductor, así que lo mejor, es sólo dar tres vueltas al circuito del Jarama para no creerme lo que no soy.
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