El Barcelona cayó ante el Arsenal (0-1) en la final de la Champions League disputada en el José Alvalade de Lisboa donde 38.356 espectadores fueron testigos del cambio del trono europeo. Un gol de Blackstenius en el tramo final de encuentro acabó con el sueño de las azulgrana, a tirones durante todo del choque, y devolvió a la gloria a las gunners 18 años después de su primer título.
Romeu y Slegers apostaron por dos onces de gala. Como si fuera una partida de ajedrez, utilizaron las primeras posesiones para situar las piezas sobre el verde y buscar la mejor estrategia para, con balón, llegar al área rival. Bonmatí protagonizó la primera gran ocasión en una jugada individual dentro del área, tirando de cadera para sortear rivales, pero falló en la definición. Contestó de inmediato Kelly con una volea errada tras un centro desde el lado opuesto de Foord.
La afición del Barcelona -ahí ganaron las azulgrana- se quedó con el susto en el cuerpo cuando Paredes metió el balón en su portería al intentar despejar un centro de Maanum. Dos minutos después volvería a coger aire gracias a la anulación del gol una vez chequeado en el VAR. La noruega lo volvió a intentar, esta vez con un disparo lejano, que obligó al vuelo sin motor de Cata. Incluso Little puso estrenar el marcador con un disparo mordido desde el punto de penalti.
El Barcelona pasó por momentos de apuro inusuales en un equipo que suele someter al rival. No en esta ocasión. Cierto es que, cuando metió una marcha de más, al final del primer acto, logró generar y probar a una defensa gunner que cerró el primer ejercicio de manera inmaculada.
El paso por vestuarios sirvió para mostrar otro Barça, con mejor actitud y más intensidad, energía y fútbol, que de eso este equipo va sobrado. Una combinación entre Alexia y Aitana en la frontal hizo llegar el balón a Pina quien, escorada hacia el costado, ejecutó una vaselina con la zurda que acabó con el balón en el travesaño.
Las azulgrana comenzaron a jugar muy cerca del área rival, su zona de confort, y las ocasiones no tardaron en llegar. Batlle, Aitana, Graham, Pajor... Los cambios dieron oxígeno al Arsenal, que gozó de una clara ocasión tras un error defensivo de Mapi que no aprovechó Blackstenius porque Cata se puso la capa de superheroína con una parada abajo cual portera de balonmano.
El Arsenal se convenció de que era posible y, a un cuarto de hora para el final, dio el soro con un gol de Blackstenius. La ariete sueca recibió un pase filtrado de Mead, acomodó el cuerpo y cruzó el balón para meterlo en la jaula.
Aunque el público jaleó a las azulgrana a ritmo del 'Sí se puede' y Romeu metió en el campo a Brugts y Engen para cambiar el signo del partido, el Barcelona acusó el jarro de agua fría y fue timorato en el intento de reacción. Ni los siete de añadido fueron suficientes para evitar otra dura derrota.
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