España pierde el partido en las gradas del RCDE Stadium

Los alrededor de 12.000 espectadores [no hubo cifra oficial por parte de la RFEF] que se dieron cita en el RCDE Stadium -con capacidad para 40.000 aficionados- este martes para ver en directo el decisivo duelo entre España e Inglaterra correspondiente a la última jornada de la fase de grupos de la Nations League queda lejos de las expectativas generadas desde la RFEF que esperaba que, con el regreso de la selección femenina a Catalunya 27 años después y dada el elevado número de catalanas (8) y jugadora del Barcelona (10) en el grupo, se pudiera intentar el asalto al récord de aforo que seguirán siendo los 32.657 espectadores que estuvieron en La Cartuja el año pasado viendo la coronación de España como campeón de la primera edición de la Nations League.

Aunque hubo gente que siguió entrando en el coliseo una vez que el partido había comenzado, lo cierto es que la entrada que presentó fue cuestionable. El anillo superior totalmente vacío y muchos asientos visibles en el resto del recinto. A pesar del aforo, plausible la actitud de quien sí se dio cita, aplaudiendo a las jugadoras, el himno y el buen fútbol practicado por la selección en buena parte del encuentro. Los gritos de 'España, España' y 'Campeonas del mundo' se entremezclaron con las quejas a la actuación arbitral, muy polémica en la primera parte. Al final del choque, las jugadoras dieron una vuelta al ruedo agradeciendo el apoyo ofrecido, aplaudiéndose ambas partes en signo de iración.

Cabe reseñar que la última visita de la selección española masculina a Catalunya también tuvo el RCDE Stadium de Barcelona como escenario de juego. Fue el 26 de marzo de 2022, en un amistoso ante Albania que se saldó con un 2-1 favorable al combinado dirigido entonces por Luis Enrique y que contó con 35.444 espectadores en las gradas del coliseo perico.

Factores a estudio

¿Qué ha fallado para que las gradas del RCDE Stadium no se llenasen como se esperaba? Seguramente no hay un sólo porqué, sino una conjunción de factores que den respuesta a esta cuestión tantas veces repetida.

Barcelona tiene una vinculación muy próxima al mal llamado fútbol femenino, pero seguramente más a nivel de clubes que de selección, ya que esta ocasión es la segunda -la primera vez fue en 1984- que las féminas del combinado nacional juegan en la capital catalana. Una ciudad que alberga el récord de aforo de un partido femenino con los 91.648 aficionados que acudieron al Camp Nou para ver la ida de la semifinal de la Champions League entre el Barcelona y el Wolfsburgo, que tiene al equipo referente a nivel nacional y que posee en sus filas a las dos últimas Balones de Oro como son Alexia Putellas y Aitana Bonmatí, que más allá de los galardones cuentan con un elevado número de seguidores -no en vano, son las dos españolas con más seguidores en redes sociales-.

La RFEF promocionó el partido por sus redes sociales e instalando una fan zone en el centro comercial Splau -en los aledaños del estadio- donde se animaba a la afición a participar en diferentes actividades (teqball, futbolines, tótems, animadores, DJ, ...) o fotografiarse con los diferentes trofeos logrados por las selecciones femeninas (la copa de campeonas del mundo, de la Nations League o Europeos Sub'17 y Sub'19). Sin embargo, al tratarse de un día laboral -martes- hizo que la participación fuera más bien escasa. 

El día de previa, el ente federativo organizó el evento 'Jornadas Deportivas en Homenaje a la mujer catalana' que contó con Dolors Ribalta, Maria Teresa Andreu, Marta Corredera, Ainara Andrea Acevedo, Conxita Esteve, Soraya Chaoui, Mònica Utrera y Natalie Batlle. El día de partido también hubo el tradicional Meet&Greet con jugadoras de la selección -Irene Paredes, Laia Aleixandri, Patri Guijarro y Adriana Nanclares en este caso- donde las internacionales departieron con una treintena de niñas que juegan en los equipos locales del Les Corts, Seagull Badalona y Women's Soccer Barcelona.

Las entradas para el partido oscilaban entre los 15 y los 25 euros, precios que tenían diferentes descuentos en caso de ser adquiridas con antelación. Sin embargo, la preventa no funcionó de la manera esperada y el arreón final tampoco fue tan fuerte como se hubiera querido. En la ciudad eran muchos los que desconocían que jugara la selección, lo que dio pie a poco ambiente de fútbol. La fiesta no fue completa.