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SmackDown Barcelona fue lo que tenía que ser y mucho más

El primer show de WWE en España tras más de seis años fue histórico

Axiom debutó como luchador de WWE en España.
Axiom debutó como luchador de WWE en España.WWE
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Nos hacemos varias preguntas como “¿Qué hemos visto?” o “¿Tiene esto algún sentido?”. WWE, de la mano de Netflix, ha cambiado las reglas del juego. La idea de estas líneas era hacer una especie de repaso de resultados, de hacer una crónica bien contada, pero tras ser testigos de la locura colectiva que se vivió anoche en el Olímpico de Badalona, es mejor dejarse llevar por la perpleja subjetividad del corazón que sigue latiendo a 100 por hora.


WWE nos prometió un show de altura; nos prometió sorpresas, y a las primeras de cambio hubo quienes se bajaron del barco porque no íbamos a tener en la ciudad condal a Roman Reigns, CM Punk o John Cena. Ahora, escribiendo en negro sobre blanco, puedo garantizar que nadie se ha acordado de ninguno de ellos. No se les ha echado de menos. ¿Podían haber venido? Sí, ¿Se han suplido sus ausencias?, sin ninguna duda.

Dejando de lado prejuicios, suposiciones y lasciva farándula del postrero más cultureta, este deporte de entretenimiento va al grano. Es música, es espectáculo, es pasión, es la vibración que se siente, cómo te engancha, te atrapa y te lleva a lugares que nunca antes habías conocido… pero que te encantan.

La noche más española de WWE

Lamine Yamal, Balde y Héctor Fort, entre el público.
Lamine Yamal, Balde y Héctor Fort, entre el público.WWE

L.A. Knight abrió la caja de Pandora, y los truenos se desataron en Badalona. No, esta vez no fue Konrad, sino un compendio de nubes de “mamporros” que diría Héctor del Mar, de la que nadie iba a estar a salvo. El combate de tríos, que inauguró el primer SmackDown de la historia en nuestro país, tuvo a Braun Strowman, Jimmy Uso, y al propio Knight, contra el Bloodline, centralizado en la persona de Fatu. Su personaje fluye a las mil maravillas y se está comiendo a un Solo Sikoa descafeinado sin Heyman a su lado.


‘La Reina’ Charlotte Flair fue una de las sensaciones de la noche en Barcelona, poniendo patas arriba un pabellón que no está acostumbrado a que las cosas se descontrolen de un lado a otro como hicieron campeona y aspirante antes de WrestleMania, Tiffany Stratton y Charlotte Flair, quienes literalmente se dieron con todo y hasta llegaron a saltar desde lo alto de uno de los graderíos, simplemente como manera de marcar el territorio.


A falta de John Cena, y cuando la gente desviaba la mirada a la primera fila en la que se encontraban Lamine Yamal y Balde, entre otros jugadores del Barça, lo que de verdad vino a ver el aficionado fue a Randy Orton. Un Orton que bien podría ser el siguiente en salir por la puerta y decir “muchas gracias por todos estos años”. Comenzó con Cena en 2002 y sus carreras se han desarrollado paralelamente haciendo que la similitud de sus legados nos dejen dos del Salón de la Fama ‘como la copa de un pino’, y permítanme la expresión porque de eso se trata esta descarga.


Su grandeza lo llenó todo, e incluso se desbordó por algunos de los pasillos, hasta que Kevin Owens salió, cual alimaña de alcantarilla, a recordarle que él quiere ser su rival en WrestleMania. Aunque el resultado fue lo de menos, Randy se llevó la ovación, la victoria y un buen dolor de espaldas, cortesía de Mr. Owens. Y fíjense lo que es la vida; la apabullante reacción de la velada se la llevó un vallecano de 27 años que nos engañó a todos como conejos. Axiom se paseó por Barcelona la noche previa al evento, se mostró en shows independientes con su “otro yo” y dialogó con los medios la misma mañana como si nada, y él ya lo sabía.

Gunther se puso la medalla de haberse medido a la mega estrella española en su país, siendo campeón por parejas de NXT, en una noche que jamás va a olvidar. Axiom nos hizo creer por momentos que podía vencer a Gunther, pero aunque se impuso la lógica, nos quedamos con varias conclusiones: que tenemos Axiom para rato, que es cuestión de tiempo que llegue al roster principal de WWE y que la gente está a muerte con él.

Por el camino, Drew McIntyre hacía plantearse a WWE si es buena idea eso de venirse dos semanas de gira a Europa antes de WrestleMania, ya que el público, fuera de los Estados Unidos tiene otros esquemas mentales que le hacen abuchear al ‘bueno’ y aplaudir al ‘malo’. Damian Priest lo vivió en sus carnes, primero con Nakamura y luego con el escocés que nada más volver a vestuarios colocaba un “Viva España” en las redes sociales.


El broche de oro a la mágica noche de lucha libre lo puso el cambio de campeones de WWE por parejas. El madridista confeso, Angelo Dawkins y Montez Ford hicieron estremecerse los cimientos del Olímpico hasta el punto de que la práctica totalidad del público celebrara cada golpe con el “siiuuu” de Cristiano Ronaldo. Extravagancias aparte, el show se puede resumir de dos maneras; con una sola palabra: ESPECTÁCULO; o con la electrizante cicatriz que te deja y te marca, que te engancha y te sacude hasta que digas: “Esto es, simplemente, una pasada”.

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