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El martillo no salió a relucir. Atendiendo al palmarés histórico, a pocos pilotos del mundo se les da tan bien la sesión de clasificación del Gran Premio de Australia como a Lewis Hamilton. El 44 suma ocho 'poles' en el semiurbano de Melbourne, lugar en el que siempre ha sonreído. Fue el circuito 'de su primera vez' en 2007, el del dominio con Mercedes y tiene pocas manchas en el historial (si acaso aquel problema en el estreno de la normativa híbrida en 2014). Pero ante uno de sus días cumbre, el del debut con Ferrari, el británico no aparece. Está lejos y sin mucha autocrítica. Saldrá octavo a la primera cita de 2025 (1:15.973) tras un batacazo del segundo favorito al título mundial.
No es una novedad apreciar que Hamilton estaba incómodo durante todo el fin de semana. El coche no gira todo lo que él quisiera y no dejó de insistir a través de la radio. En su equipo piden calma ("el año pasado éramos 8º o 9º", decían), pero la cosa no amainó en la qualy. Al contario. Ferrari no estuvo bien debido al bajón de Leclerc (7º), pero Hamilton no pudo dar un paso más. Es más, sufrió problemas. Sigue sin adaptarse a lo que el equipo italiano propone.
Ya en las primeras sesiones mostró algún tipo de dificultad y, de hecho, tuvo que apurar en la Q1 donde dos coches de los cuatro favoritos (los de Liam Lawson y Andrea Kimi Antonelli) se vieron fuera. Pasó a la Q3, pero tampoco era una versión habitual. Es más, trompeó en los intentos más importantes de la Q2. Provocó, por ejemplo, cortar la vuelta de Jack Doohan y sigue señalando los problemas de trasera en su adaptación a la conducción. No la controla y lo pierde, cosa que Leclerc domina a la perfección en el SF-25.
Pero, fundamentalmente, jamás se encontró. Ni en la Q3, donde Ferrari confirmó su pésima sesión. Leclerc no cerró un buen registro y Hamilton ni se acercó. A más de dos décimas, es demasiado. A ello se sumó que Yuki Tsunoda coló el Racing Bulls y el balance era preocupante, pues terminó más cerca del Williams de Sainz (+0.966) que de la brutal pole de Norris y el doblete de McLaren (1:15.096).
No es, desde luego, el camino. Aunque no pareció importarle al 44, que mostró satisfacción al terminar. "Estuvo bien, solo que esperaba estar más arriba", comentó. "No esperábamos estar tan lejos, pero está bien. Estuve cerca de Charles [Leclerc] en mi primera sesión con este coche y sigo aprendiendo", explicó.
Es una versión extraña del piloto llamado a dominar todo. "Me sentí bien. Me quedan algunas décimas por sacar, pero lo intentaré dar todo", cerró mientras explicaba que sobre la lluvia pasará algo parecido. Debe aprender a llevar ese SF-25. Lo seguro es que el coche que dominó el viernes, desapareció el sábado. Y Hamilton no levanta el vuelo.
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