- Waterpolo. Un oro en familia
- Waterpolo. Bea Ortiz, elegida mejor jugadora del mundo de 2024
Si la vida de Bea Ortiz fuese llevada al cine, el título de la película sería Nada es imposible y la banda sonora correría a cargo de Hans Zimmer, uno de los mejores compositores cinematográficos con dos Oscars (por El Rey León en 1994 y por Dune en 2021), aunque ha estado nominado en diez ocasiones. Tanto el título como la música los ha elegido la protagonista. “Porque creo que hemos demostrado que con trabajo y constancia podemos llegar a cualquier sitio y conseguir cualquier cosa”, asegura con una sonrisa.
Han pasado casi diez meses –el 10 de agosto se cumple un año– desde que se colgó el oro olímpico con la selección de waterpolo en París 2024, en sus terceros Juegos Olímpicos consecutivos. Ortiz fue determinante a lo largo de todo el campeonato y en la final ante Australia no fue una excepción. Parecía imposible despegarse del marcador. España acabó el primer tiempo con un 3-2 a favor, pero entonces Bea sacó el fusil con tres goles en dos minutos. En el último cuarto también firmó el 8-6. Dio la seguridad a su equipo cuando más lo necesitaba.
“A veces me cuesta recordar ese día porque fueron muchas emociones a la vez. Antes de jugar ese partido, llegar a la piscina, la final, el después con mis compañeras y la familia... Pero me quedo con el momento antes de entrar a la piscina, cuando estábamos todas en el autobús de camino. Nos mirábamos y, sin decir nada, todas sabíamos lo que queríamos”, recuerda. Había una generación que lo había ganado todo y a la que sólo le faltaba la corona olímpica (Laura Ester Ramos, Pili Peña, Maica García y Anni Espar). Y la lograron.
El oro olímpico no me ha cambiado la vida, hay que seguir trabajando porque todavía quedan muchas cosas por vivir y por conseguir
¿Le ha cambiado la vida el oro olímpico? “No”, contesta con rotundidad la nueva integrante del equipo 'Talento a bordo' de Iberia, compuesto por 14 deportistas olímpicos y paralímpicos en su camino hacia Los Ángeles 2028. “Mi vida sigue igual que siempre. Sí que es cierto que he conseguido mi sueño y he hecho un tic en la lista de deseos por cumplir. Obviamente me enorgullece y me llena de de felicidad haberlo logrado, pero la vida sigue, y hay otros objetivos. Hay que seguir trabajando porque todavía quedan muchas cosas por vivir y por conseguir”, añade.
Colapso mental
Y esa es una de las claves de su éxito, no aferrarse a las medallas sino pensar siempre en seguir mejorando y en el siguiente reto. El oro olímpico lo tiene en casa en una vitrina junto a “muchas cosas especiales”, entre ellas la plata de Tokio 2020. De hecho, en su perfil de la red social X –antes Twitter– la foto grande que lo preside es de aquel podio junto a sus compañeras.
“Sin esa medalla no hubiésemos conseguido la de oro de París, creo yo. Fue especial porque vino tras el Covid. Ha sido un camino muy duro y todas las medallas y todos los campeonatos nos han enseñado muchas cosas, además de ayudarnos a llegar a donde hemos llegado”, asegura convencida. En su caso, a lo más alto.
El 2024 fue el año de su vida. Además del oro olímpico, la plata europea y el bronce mundial también brilló a nivel de clubes. Ganó la Champions y la Supercopa de Europa con el Astralpool Club Natació Sabadell. Todo ello le valió ser nombrada la mejor jugadora de waterpolo del mundo por la Federación Mundial de Natación (World Aquatics), un hito que hasta la fecha sólo había logrado otra española, Jennifer Pareja en 2013, precisamente el año en el que Ortiz debutó con la selección absoluta. Pocos días antes del galardón, Bea también había recibido el premio Total Water Polo Player.
El nivel de colapso fue importante, he tenido que sacrificar mucho y la mente va aguantando pero llega a unos límites y yo no sabía si estaba preparada para aguantar todas esas cosas
El trofeo de World Aquatics lo tiene en una estantería. “Lo más importante no es la parte material sino todo lo que ha significado”, reconoce. Porque aunque ahora no para de recibir premios, el camino no ha sido fácil. Antes de los Juegos de París reconoce que estuvo a punto de tener que parar. “El nivel de colapso fue importante. El año de los Juegos tuvimos Europeo en enero y Mundial en febrero, además con el club jugamos la liga, Copa de la Reina, Supercopa de España, Supercopa de Europa, Champions, Final Four... Son muchísimos partidos. He tenido que sacrificar mucho y la mente va aguantando, pero llegas a unos límites y yo no sabía si estaba preparada para aguantar todas esas cosas. Al final lo conseguí. Pedí ayuda para gestionarlo”, reconoce. Además del apoyo psicológico siempre contó con el de su familia, amigas, compañeras, pareja... “Pero no fue fácil”, añade una jugadora que ha ganado 11 medallas con la selección y 18 a nivel de clubes.
Nueva etapa fuera de España
A punto de cumplir 30 años –lo hará el 21 de este mes– conserva la cabezonería de aquella niña de 8 años que venía de la gimnasia pero que un día decidió probar el waterpolo en la piscina del CN Rubí, donde jugaban sus hermanos y donde conoció a la que aún hoy es su mejor amiga. “Cuando se me metía algo entre ceja y ceja, daba igual lo que fuera, siempre hacía todo lo posible por conseguirlo. Creo que eso desde bien pequeña lo he tenido y lo sigo teniendo, y eso ha hecho que llegue a donde he llegado”, explica como una de las claves de su éxito. El talento, su capacidad de liderazgo y su espíritu competitivo completan a esta jugadora total.
Ortiz se despidió la semana pasada del Sabadell, con el que lo ha ganado todo, conquistando la liga en una temporada en la que el Sant Andreu se lo ha puesto muy difícil. “Ha sido una temporada dura porque se nos escaparon dos títulos en los últimos minutos (la Champions y la Copa de la Reina), pero supimos recomponernos", dice.
Tras unos breves días de vacaciones pondrá rumbo al CAR de Sierra Nevada donde ya están la mayoría de sus compañeras de selección. Allí comienza la preparación para el Mundial de Singapur (del 11 al 24 de julio el waterpolo). A su regreso, hará las maletas para jugar en la liga húngara con el Ferencvaros.
Quiero ganar el oro mundial porque es la única medalla que me falta., no tengo ninguna duda de que podemos conseguirlo
“Llevo muchos años queriendo hacer un cambio. Irme a jugar fuera es algo que siempre he querido hacer, pero nunca he visto la oportunidad. Después de este año tan duro y de tanta carga sentía que no quería retirarme en unos años llegando a odiar mi deporte. Cuando alcanzas unos límites puedes llegar a odiar este deporte. Necesitaba un cambio para poder volver a querer al waterpolo como siempre lo he querido”, reflexiona. Porque aunque Los Ángeles 2028 están en el horizonte, Bea prefiere ir año a año antes de escribir ‘The End’ en los créditos finales de la película de su vida.
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