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Fran es historia viva del Deportivo de la Coruña. Lo fue sobre el césped, como emblema del Superdepor, y también fuera de él, desde los despachos de la cantera blanquiazul. En el especial de Marcador emitido desde A Coruña con motivo del 25 aniversario del título de Liga, Fran compartió recuerdos, emociones y reflexiones sobre aquel inolvidable 19 de mayo del año 2000 en Riazor.
Entre anécdotas y agradecimientos, el excapitán dejó una frase que resume el sentir de aquel vestuario en la semana decisiva: "Esa semana ya sentía que íbamos a ser campeones". Y es que, a diferencia de lo vivido en 1994 con el tristemente célebre penalti de Djukić, Fran reveló que el equipo afrontó el último partido con otra mentalidad: “Era un equipo más hecho, más maduro. Teníamos experiencia, jugábamos en casa y el rival no se jugaba nada”.
Un título que se cocinó desde el primer minuto
Fran rememoró cómo el gol de Donato en el minuto tres disparó la confianza del equipo: “Ese gol nos dio la vida. A partir de ahí controlamos el partido, sabíamos que con Djalminha o Makaay arriba el gol podía caer en cualquier momento”. Aunque no lo recuerda todo con claridad: “he visto hoy 40 minutos del partido y había cosas que no tenía frescas”, sí tiene grabado el ambiente, la tensión, la fiesta desatada en las gradas y la invasión final que le dejó... en calzoncillos: “Me llevaron todo, espinilleras, camiseta, pantalón...”.
El descontrol tras el pitido final impidió a los jugadores dar una vuelta de honor como merecían. “Hoy se hace todo mucho más organizado, con cordón de seguridad, con la copa... Nosotros no pudimos tener nada de eso. Fue una locura total”.
Del campo vacío al Riazor a reventar
El gallego también repasó sus primeros años en el club, cuando apenas había 4.000 personas en la grada y el equipo luchaba por no bajar a Segunda B. “La gente estaba muy desanimada. Pero tras el ascenso se desató la locura, y con el Superdépor ya era salir al campo y sentir la piel de gallina”. Para Fran, el título del 2000 también es “fruto de la siembra de todos los jugadores que formaron parte de aquel proyecto”.
Fran no ocultó el orgullo que siente al ver hoy cómo se mantiene viva la llama del deportivismo: “Riazor se llena aunque el equipo esté en categorías inferiores. 25.000 personas viendo al Dépor en Segunda B... eso es de otro mundo”. Y cree que la historia sigue latiendo gracias a “los padres, los abuelos, que le cuentan a los niños lo que vivieron”. Él mismo ha vivido esa continuidad desde dentro, dirigiendo la cantera: “Me siento muy afortunado. No puedo pedir más. He sido feliz en el césped y también formando a los que vienen”.
El Superdepor, ejemplo eterno
Fran también reivindicó el papel del Dépor como símbolo de que todo es posible: “Nosotros demostramos que se puede soñar. Que un equipo como el Dépor podía competir con cualquiera en Europa”. Bayern, Milan, Manchester… todos cayeron alguna vez ante un equipo que marcó una época y dejó huella. “Aquel grupo lo cambió todo. Y ver cómo sigue inspirando a tanta gente es emocionante”.
Con voz pausada pero llena de emoción, Fran cerró su intervención como vive el fútbol: desde la humildad, con amor por sus colores y con el convencimiento de que la historia no solo se recuerda, también se escribe cada día. “Ojalá el Dépor vuelva a donde merece estar. Por su gente, por su historia y por todo lo que representa”.
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