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Al ser humano siempre le ha suscitado un interés inusual todo lo relacionado con la presencia de los dinosaurios en la Tierra. Es por ello que los expertos investigan todo lo relacionado con ellos, su vida durante cientos y cientos de años y cómo se produjo su extinción. Tras siglos de dominancia del ser humano, un descubrimiento en la Antártida lo cambió todo.
Dos equipos de investigadores, allá por el año 2020, encontraron nuevos fósiles de huevos de cáscara blanda, de nada menos que 200 millones de años. Se trata del primero hallado en una zona tan remota del planeta como la Antártida.
Julia Clarke, paleontóloga de la Universidad de Texas en Austin y coautora de uno de los dos estudios, compartió su experiencia en la revista Nature y su sorpresa debido a que, hasta ese momento, los hallazgos habían tenido lugar en base a fósiles de huevos de cáscara dura.
La extrañeza de un huevo de cáscara blanda
Se cree que el motivo de que este tipo de huevos no aparecieran antes es que, al ser más blandos, su propensión a fosilizarse era más lenta y tardía, por lo que su degradación habría sido más longeva y eso habría dado lugar a que su descubrimiento no se produjera hasta el año 2020.
“Mark nos enseñó la nidada y nos dijo: “Yo creo que ponían huevos de cáscara blanda, que los ponían tal cual. Al principio pensábamos que era improbable. Pero cuando analizamos los fósiles, nos percatamos de que tenían halos rarísimos”, contó Jasmina Wiemann, estudiante de doctorado de Yale.
La teoría de los investigadores es que fuesen Protoceratops y Mussaurus quienes enterrasen sus huevos en un modo similar al empleado por las tortugas marinas y se dedicasen a vigilar esos nidos o que, directamente, los abandonaran a su suerte.
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