por Andrés García
PREGUNTA. ¿Le ha dado ya tiempo a valorar todo lo que ha conseguido en este 2024?
RESPUESTA. Ahora ya sí, me costó un poco al principio. Por mi experiencia, antes de iniciar los Juegos de París, ya me obligué a mí mismo a disfrutar el momento y valorar lo que estaba ocurriendo o intentarlo al menos. Primero, ser abanderado. Luego, obtener otra medalla más, casi dos de hecho, y haberme superado al participar en dos pruebas. Yo me decía: 'Marcus, disfruta el momento, no seas tan frío para todo como sueles ser, que te va bien para el deporte, pero valóralo'.
P. Su primera medalla olímpica en Río 2016 no la valoró bastante, ¿por qué?
R. Me costó mucho y a día de hoy no sé realmente si todavía logro valorar ese oro de Río. De primeras, porque no me lo esperaba, además como he dicho siempre he sido muy frío o mejor dicho, me fuerzo a controlar mucho las emociones. Las gestiono muy bien, que eso para el deporte, para la presión, para los nervios, para el día a día de la constancia y no desmotivarte, pues va bien. Pero claro, si vas tan con ese piloto automático, si eres tan robótico, pues también te pasa que luego las emociones de valorar lo que ha ocurrido, de sentir lo que está pasando, me cuesta un poco.
P. Ahora se entiende lo de que le llamen 'Iceman'.
R. Como digo, ya controlo mejor esas emociones en el sentido de que lo hago para momentos críticos donde necesito gestionarlas, pero luego sé cuándo debo liberarlas y ser emocional para, por ejemplo, valorar lo que ocurre en los Juegos o en cualquier momento especial de la vida. Ya sí sé aprovechar esos sentimientos.
Mi objetivo siempre es superarme, pero ahora mismo no sé cómo podría hacerlo
P. El trabajo de cuatro años queda reducido a lo que pase en poco más de un minuto. Subir al podio es una cuestión de milésimas y usted lo vivió en sus dos caras: el bronce en el K4 y el cuarto puesto en el K2. ¿Cómo se prepara un deportista para jugárselo todo en ese escaso margen de tiempo?
R. Una buena manera de gestionar esa presión, los nervios que se tienen en un momento tan decisivo cuando estás yendo a colocarte en la línea de salida y sabes que en un minuto y 20 aproximadamente te juegas todo el trabajo, es quitar hierro al asunto, no estar constantemente pensando que son unos Juegos, que has entrenado cuatro años, que tus rivales también, que tienes a la familia y amigos en la grada esperando lo mejor de ti... Lo sabes, lo tienes metido en el subconsciente, pero tienes que intentar evitar pensar en eso. Lo único que tienes que pensar es en lo que puedes controlar, en el presente, tu gesto técnico... Tienes que ser súper frío, dejar de ser un humano normal, una persona con sentimientos. Te vuelves un robot perfeccionista.
P. El piragüismo español cosechó tres bronces en París, pero con los resultados en el Mundial de 2023 ¿había expectativas de conseguir más medallas?
R. Es tremendamente buen resultado el que tuvimos los piragüistas en París y el deporte español en general. Es bueno ir siempre con ambición de luchar por superarnos. Me acuerdo que en Tokio también lo hicimos y espero que siempre sea así. Mejor pecar de expectativas altas, aunque no lo logremos, que al contrario. Es lo bueno del piragüismo que ya siempre damos por hecho que vamos a estar entre los mejores. Ocurre desde categorías inferiores. En el día a día entrenando, que al final es el truco para luego rendir en competición, ya todos tenemos interiorizado que vamos a por lo máximo. Es algo positivo, pero sí, estábamos convencidos de que podíamos lograr, incluso a mí no me habrían sorprendido, cinco medallas.
P. Se habló antes y durante los Juegos del récord de 22 medallas de Barcelona. ¿Sintió esa presión o no pensaba más que en su participación en piragüismo?
R. Ningún deportista piensa demasiado en general. Al final, porque somos profesionales, llegamos allí y cada uno tenemos que pensar en lo nuestro, lo que podemos controlar. Pero sí es cierto que teníamos esa mosca detrás de la oreja de superar lo de Barcelona porque eran unos Juegos cerca, con la familia allí, el apoyo desde la grada, muchos deportistas clasificados... Teníamos esa oportunidad. Y yo lo digo siempre, hay que soñar en grande, malo sea el momento en el que dejemos de tener esa ambición de, por lo menos, intentarlo. Para mí los Juegos fueron un éxito, casi todos los deportistas volvimos contentos de París.
P. Desde 2014 ha ganado al menos una medalla por año. ¿Cómo se consigue mantener esa regularidad durante tanto tiempo?
R. Siempre he dicho que tiene mérito llegar a arriba del todo, pero más mérito tiene todavía ser constante y mantenerte ahí. Hay que mantener la motivación y con mucha humildad interna. A veces pensamos que la humildad es lo contrario a la arrogancia externa, que también, pero hablo de humildad en el sentido de recordar cómo hemos llegado hasta arriba. Una vez que llegas si te acomodas y piensas que ya no vas a bajar, que esto es lo que vales y te puedes relajar, es cuando pierdes la humildad que es la que te recuerda que tienes que seguir trabajando para estar arriba. A veces también, todos los que somos ambiciosos, y yo me incluyo, cuando llegamos arriba parece que no lo valoramos tanto y hay que hacerlo. Valorar de dónde vienes y dónde has llegado, a todas las personas que han luchado contigo para que llegues hasta ahí. Hay que recordar eso para seguir siendo así de afortunado y seguir logrando esos éxitos que, además, hacen disfrutar al resto.
P. ¿Dónde guarda todas esas medallas?
R. Todas las nacionales e internacionales están colgadas en una especie de perchero de mi abuela, que ya no está entre nosotros, pero que era mi fan número 1. Las olímpicas las tengo todas en su cajita, en una especie de armario cerradito todas juntitas.
P. Cuando las mira, ¿hay alguna especial?
R. Evidentemente las olímpicas y quizá la de oro por ser la primera y mi primera lección de que el esfuerzo vale la pena. Pero luego está la primera de todas las medallas que he conseguido en mi carrera de piragüismo. Fue con 13 años en una regata a nivel isla de Mallorca. La tengo separada, metida en un plástico cerrado como hermético para que se conserve mejor todavía si cabe que las demás. En ese momento, cuando me subí al podio, era un niño y quien me iba a decir a mí que iba a ganar todo lo que he ganado.