P. La natación en línea española suma ocho medallas olímpicas en toda su historia, dos oros, dos platas y cuatro bronces, y usted ha ganado la mitad de ellas. ¿Qué le dice ese dato?
R. Pues que hay países como Estados Unidos, Australia o China que siempre han tenido ese bagaje de medallas olímpicas y aquí en España se veía como una cosa imposible, como algo que estaba reservado a unos cuantos elegidos. Dicho esto, pienso que si yo he podido conseguir esas medallas gracias al trabajo, la constancia y el talento innato que tengo, cualquiera que tenga esa predisposición también puede hacerlo. No es fácil, pero si se trabaja duro se puede lograr y yo soy la prueba.
P. Si no hubiera existido una Mireia Belmonte, la natación en línea española no hubiera ganado una sola medalla olímpica en lo que va de siglo porque la última data de Sídney 2000, cuando Nina Zhivanevskaya se colgó el bronce en los 100 espalda. ¿Qué estamos haciendo mal?
R. En España tenemos la suerte de contar con muchas instalaciones, con muchas piscinas de 50 metros, pero creo que faltan técnicos que sepan entrenar a un nadador para conseguir esas medallas olímpicas. Es por eso que hay gente con potencial que se va a Estados Unidos. Al final es cuestión de cultura deportiva, de dominar esa filosofía de trabajo que lleve a esos jóvenes a lo más alto en unos Juegos.
La piscina corta siempre la guardo en mi corazón con un cariño especial y de momento me quedan esos dos récords del mundo
P. "Nuestros júniors son muy buenos, logran medallas en Europeos y Mundiales y baten récords del mundo, pero ese paso a categoría absoluta les cuesta a todos". Esto lo decía usted en una entrevista en MARCA en diciembre de 2019 y el problema sigue ahí, ¿no?
R. A ver, es verdad que yo hablo desde mi experiencia propia porque a mí me pasó. Pasas de competir en júnior a enfrentarte a los mejores del mundo de un año para otro. Al principio eso siempre cuesta y hay que darles un poco de margen para que se vayan habituando a la categoría absoluta. El asunto, y eso también es verdad, es que hay otros países que tienen júniors que ganan medallas olímpicas y llegas a la conclusión de que en España falta esa cultura del esfuerzo y la dedicación, de decirte "bueno, si he sido el mejor del mundo en mi categoría tengo que seguir trabajando para algún día poder llegar a ser el mejor del mundo a nivel absoluto'. Ese paso es crucial y aún nos cuesta mucho en España. En ese momento eres aún un adolescente y hay muchos deportistas que ven que a lo mejor no están evolucionando como ellos quieren y dejan la alta competición para centrarse en los estudios y disfrutar más de su vida social.
P. Me dice alguien que le conoce muy bien que sigue entrenando con la ilusión del primer día. ¿Eso es verdad?
R. Desde luego porque he estado en un centro de alto rendimiento como 22 años y allí todo es más fácil porque tienes la residencia y el colegio en las mismas instalaciones del CAR. Ahora en cambio me tengo que levantar a las cinco de la mañana para venir a entrenar, luego me toca volver a casa para ponerme a estudiar -Mireia cursa un grado de Publicidad y Relaciones Públicas en la UCAM- y por la tarde regreso al Natació Barcelona para seguir entrenando. Hacer esa vida de club es un reto muy importante y para mí está siendo difícil pero muy bonito a la vez.
P. "Yo trabajo mucho con una escala del 1 al 10 de dolor de hombro. Para mí, un dolor de 4-5 es el habitual. Cuando pasa al 8-9 ya es preocupante... Cuando deje este deporte quiero tener el recuerdo de haberlo intentado hasta el final" (Eurosport, junio de 2024). ¿Es éste el punto en el que se encuentra ahora mismo?
R. Ahora mismo estoy bastante bien en comparación a cómo lo pasé el año pasado porque estuve un año entero sin casi mover los brazos en el agua. Para mí fue muy duro tirarme a la piscina y ver que mis compañeros estaban entrenando y yo solo podía mover los pies, o que ellos estaban levantando pesas en el gimnasio y yo sólo podía hacer ejercicios de piernas. Pese a ello, di todo lo que tenía para intentar clasificarme para los Juegos de París porque yo soy así y siempre intento las cosas hasta el final. He sacrificado parte de mis vacaciones en verano para seguir entrenando y empezar con los hombros más fuertes y eso me ha permitido nadar desde el primer día en septiembre en esta nueva temporada. Es verdad que no he logrado clasificarme para los mundiales de piscina corta de diciembre en Budapest pero ya estoy pensando en los de piscina larga de 2025 en Singapur.
P. Rafa Nadal itió que su lesión crónica en el pie izquierdo le condicionaba en su día a día más allá de la alta competición. ¿Le ha pasado a usted lo mismo en algún momento con las molestias que arrastra en los hombros desde 2015?
R. Sí, claro, cada día. Ahora ya estoy bien pero en los momentos de máximo dolor no podía ni peinarme o hacerme una coleta, no podía servirme agua y conducía con una mano. O sea, muchas cosas que son muy fáciles pero que cuando tienes una lesión importante no puedes hacer porque ésta te limita muchísimo.
P. ¿Ha llegado a llorar de dolor o de rabia por culpa de esa lesión en los hombros?
R. De dolor seguro que sí y de rabia, también. Cuando estás en el agua y ves que te duele, al final lloras porque quieres seguir entrenando pero tu cuerpo no te deja. El año pasado trabajé con la psicóloga porque el día que me sentía bien lo daba todo, hasta tal punto que al día siguiente no podía moverlos. Era como volver a empezar cada dos o tres días y tuve que trabajar mucho para frenarme un poco. Entonces si podía hacer 2.000 metros nadando hacía 1.500 para sumar 500 al día siguiente y no comenzar de cero. Para mí fue un trabajo muy difícil porque soy una persona que cuando está bien lo da todo en el deporte.
P. La realidad es que desde los Europeos de Roma en 2022 no participa en un gran campeonato. ¿Entiende que haya aficionados que la iran que no se expliquen que siga compitiendo?
R. Respecto a eso, pienso que he tenido una carrera deportiva muy bonita y la sigo teniendo y creo que la decisión de cuándo retirarme siempre va a ser mía y eso hay que respetarlo. En mi caso sigo disfrutando muchísimo de mi deporte. Nado porque me gusta y porque me apasiona y nado porque quiero seguir consiguiendo grandes cosas. Yo sé que será muy difícil volver a mi máximo nivel de Río 2016, pero para mí ahora es un reto muy importante y muy bonito poder conseguir esa clasificación para Singapur 2025. Ahora entreno simplemente porque me lo sigo pasando muy bien en la piscina y para mí es una pasada ir superándome día a día.
P. Dicho esto, ¿cómo visualiza su retirada?
R. Para mí es muy importante saber diferenciar si una persona sigue nadando porque no tiene otra cosa que hacer o porque le guste. En mi caso es porque me gusta mucho. Yo tengo la suerte de tener otros proyectos para cuando deje mi vida deportiva y sigo nadando porque disfruto y me gustan los retos, no porque no sepa qué hacer o no tenga nada que hacer en el futuro.
P. El 'Open Promesas Mireia Belmonte by Hyundai' es uno de sus legados más hermosos, ¿no?
R. Sin duda alguna. Es una competición que estamos haciendo junto a Hyundai para descubrir nuevas promesas y a los mejores les damos el premio de que puedan compartir un fin de semana conmigo y con mi staff en el CAR de Sant Cugat. Para mí es muy especial que esos niños puedan pasar ese fin de semana conmigo porque les explico mis vivencias y les enseño esos pequeños detalles que pueden mejorar dentro y fuera del agua. Me hace muy feliz pensar que alguno de ellos puede ir el día de mañana a unos Juegos Olímpicos y que hayan podido empezar su carrera con mi ayuda.
Redacción:
Tomás Campos
Diseño / Maquetación / Infografía:
Emilio Alcalde - Raúl Escudero - MARCANIT
SEO:
Gonzalo Mendo - Damien Santiago
Fotografías:
sc Adelantado
Vídeo:
sc Adelantado