Primera prueba del Opel Mokka, el SUV urbano con más chispa

Hablar del Opel Mokka es hacerlo de unos de los todocaminos más relevantes de la firma del rayo, sobre todo desde que hace cuatro años apareció su segunda generación envuelta en un cambio total y absoluto de concepto. Y es que el Mokka pasó de ser un SUV del segmento C, con unas líneas redondeadas y funcionales a convertirse en un 'young timer' atrevido y descarado, con el objetivo de captar al público con otras necesidades de movilidad.

Ahora, con esta actualización de mitad de vida comercial, el Mokka no solo procura corregir las pocas lagunas estéticas que ofrecía, sino adaptarse a los tiempos actuales con una gama mecánica más electrificada en la que el gran protagonista es la alternativa híbrida ligera que se estrena y que a buen seguro aumentará las ventas del modelo.

La opción más lógica

Porque tras los contratiempos ocasionados por el motor 1.2 PureTech y sus fallos en la correa de distribución, con esta evolución del bloque, con cadena y equipado con un módulo eléctrico con motor de 21 kW integrado en la nueva transmisión automática de doble embrague y siete relaciones, al que se suma la batería de 48 voltios, la fiabilidad y sobre todo la eficiencia alcanzan nuevas cotas. Tanto es así que calcando los mismos 136 CV del 1.2 Turbo de gasolina que se sigue ofertando, la alternativa Hybrid consigue ahorrar nada menos que un 15% de combustible homologando 4,8 l/100 km frente a los 5,6 l/100 km del primero, con cambio manual.

Además, en comparación con el resto de opciones híbridas ligeras del mercado (siempre y cuando no pertenezcan al grupo Stellantis, claro), es que el motor de 21 kW podrá desplazar al conjunto en modo 100% eléctrico durante determinadas fases, tales como la arrancada (reduciendo así el esfuerzo y el gasto inicial), las maniobras de aparcamiento, las deceleraciones al llegar a un semáforo o el tránsito en atascos. Estas situaciones, unidas a otras como la circulación a vela consiguen arañar esas importantes décimas al consumo de combustible, obteniendo además una conducción más agradable si cabe.

Ahora bien, a quien esta ración de kilovatios se le quede corta, el Mokka sigue proponiendo una alternativa 100% eléctrica, con la diferencia de haber aumentado su rendimiento frente a la de hace cuatro años. Cierto es que el nuevo motor de 156 CV con batería de 54 kWh ya se ofertó al final del ciclo de vida de su predecesor, pero ahora se ha quedado como única opción disponible. No solo gana en empuje y contundencia en marcha, sino que además incrementa en un 20% el recorrido, homologando una autonomía de 406 km. Lo que no cambia es la potencia de carga, de 100 kW en corriente continua y de 11 kW en alterna, necesitando 30 minutos para alcanzar el 80% en el primer caso y algo menos de seis horas para el 100%, en el segundo.

Conducimos ambas versiones del Opel Mokka

Durante la toma de o pudimos conducir ambas versiones y al igual que expusimos en la primera prueba del Citroën C3 Aircross, la elección entre uno y otro dependerá de las necesidades de movilidad del . Sin cambios representativos en el comportamiento dinámico, el Mokka se sigue sintiendo como un coche equilibrado, con una suspensión bien calibrada y una dirección precisa, sí destaca el empuje de la versión eléctrica desde parado, gracias entre otros a su mayor rendimiento y a los 260 Nm de par que ofrece.

No obstante, pese a sus cifras no es el que mejores prestaciones propone, de hecho es el peor de los tres bloques, pues los 9 segundos que necesita para pasar de 0 a 100 km/h son una y ocho décimas más lentos que los del gasolina y el híbrido, respectivamente. Todo ello sin obviar que la velocidad punta está limitada a 150 km/h, frente a los 209 km/h de la otra dupla. Lógicamente, el causante de esta pérdida es sobre todo el extra de peso que propone, de más de 300 kilos en algunos casos.

Quizá por ello y porque el funcionamiento del híbrido es más que satisfactorio, esta será a buen seguro la opción más demandada a nivel comercial. En marcha, destaca igualmente por su sensación de empuje, que combina con un nivel de eficiencia elevadísimo, provocado por esa posibilidad de moverse en modo 100% eléctrico. Solo una apreciación, el eléctrico es el único que ofrece modos de conducción, con tres a elegir, Eco, Normal y Sport que varían no solo el carácter del coche, sino también el rendimiento, pues solo en el deportivo conseguimos tener todo el potencial bajo el pie derecho. A ello se suma igualmente un modo B que incrementa considerablemente la regeneración en la frenada hasta casi pararlo por completo, aunque nosotros seguimos prefiriendo un selector con levas y varios niveles.

Gana en atractivo

Si nos centramos en el apartado del diseño, este nuevo Opel Mokka se alinea con los últimos productos de la firma manteniendo uno de los principales rasgos con los que nació, el Opel Vizor delantero que hace las veces de calandra carenada en negro. Sin variar sus dimensiones (4,15 x 1,79 x 1,51 metros), sí modifica la morfología de los paragolpes para hacerlos más agresivos a la par que elegantes (sobre todo porque la parte inferior está ahora pintada en el mismo color de la carrocería) así como las luces diurnas, que se estilizan. Nuevos juegos de llantas de aleación de 17 y 18 pulgadas o tonos para la carrocería inéditos, como el Tropical Green de las imágenes, son otros de los detalles nuevos.

En el interior, el cambio más representativo se percibe en el volante, heredando el que monta el actual Grandland, con menos comandos físicos y los extremos achatados, diseño este último que quizá no sea del agrado de todo el mundo. Todo lo contrario que la supresión de las molduras en negro piano por otras de imitación aluminio, al tiempo que estrena tapizados más sostenibles.

Por su parte, el sistema multimedia ahora integra más funciones que antes. Sigue siendo visible a través de una pantalla de 10 pulgadas cuya principal novedad es que se conecta bajo un mismo marco con el cuadro de instrumentos del mismo tamaño. El monitor central integra la última evolución del sistema operativo de Opel, visto ya en el Grandland o el Frontera, con más opciones de personalización, un sistema de reconocimiento vocal mejorado y más natural, e incluso con la integración de ChatGPT. También mantiene la conectividad inalámbrica con Apple CarPlay y Android Auto al tiempo que integra nuevos huecos de carga inductiva.

Por lo demás, la habitabilidad se mantiene intacta con una zona trasera apta para dos adultos y un maletero que ofrece 310 litros en el caso del Mokka eléctrico y aumenta a los 350 litros en los de combustión.

Precios del Opel Mokka

Por último, para facilitarle la vida al comprador, Opel ha simplificado la oferta comercial del modelo, dejando así los niveles Edition y GS como únicos elegibles, pudiendo combinar cualquiera de los motores con ellos.

Ya desde el más básico, el Mokka equipa llantas de aleación de 17 pulgadas, faros Eco-LED, sensores de aparcamiento traseros, reconocimiento de señales de tráfico, control de velocidad con limitador, asistente de mantenimiento de carril, alerta de atención del conductor, sistema de detección de peatones con cámara, climatizador monozona o sistema multimedia. Por su parte, el GS añade el cargador inalámbrico para móviles, los sensores de lluvia y luces así como el asistente de luces de carretera, la cámara posterior o los faros traseros Eco-LED. En el catálogo de opciones se pueden elegir elementos como la pintura bicolor, la tapicería semiparcial de cuero sintético, las llantas de 18 pulgadas o los faros Matrix LED entre otros.

En cuanto a los precios, estos arrancan en los 24.350 euros del gasolina, los 26.850 euros del Hybrid y los 32.100 euros del eléctrico. Tarifas que se incrementan en 2.500, 1.500 y 1.350 euros, respectivamente para el GS.