Nacido en una colonia obrera, el club creció con el barrio hasta convertirse en un símbolo del fútbol madrileño. Este reportaje retrata su historia, su renacimiento y su lucha por mantener la categoría desde que el mediático Javi Poves asumió en el club.
Orgullo de a
Domingo, diez de la mañana. Invierno en a. Los vecinos llegan con gorros de lana y las manos en los bolsillos. En el estadio Román Valero, el menú es tan reconocible como el escudo del Moscardó: caldito, café con leche, tostadas, alguna tapa.
Las paredes, rojiblancas y castigadas por el tiempo, enmarcan los años de lucha que carga el club. La parrilla empieza a llenarse: lomo, chorizo criollo, pollo con queso. Las cervezas esperan frías en la nevera. El club está en el puesto once, a dos del play-out de descenso.
El 'Mosca' viene de dos ascensos seguidos. Desde que el controvertido ex jugador, Javi Poves, tomó el equipo en 2023, todo ha sido una espiral que ha despertado la ilusión de la afición y la polémica por la personalidad del técnico-presidente.
Llegó a estar en sexta posición, a un puesto del playoff, en la Jornada 15. Terminó la primera vuelta octavo, pero en la segunda mitad de temporada llegaría el golpe de realidad.
La lucha por la permanencia y la sanción a Poves
El Moscardó arrancó el 2025 lejos de su mejor versión. En enero apenas sumó un punto en tres partidos y cerró el mes en la posición 11, ya cerca del playout. Febrero no ofreció mayor respiro: empates, una dura goleada en casa ante el Majadahonda, pero una remontada clave contra el Madrid C, que sería determinante al final de temporada.
Marzo expuso la fragilidad del equipo. En la derrota ante el Conquense, Poves fue expulsado por sexta vez en el año y sancionado con nueve partidos, quedando fuera hasta el final de la temporada.
Desde la grada, Poves fue claro: "Estoy feliz de no estar en el banquillo. No me gusta. Seguiré como presidente, si veo un buen ambiente, pero no más desde el banquillo. La gente ya quiere estar salvada, pero estamos rindiendo por sobre nuestro presupuesto, no podemos optar a más".
Tensión y milagro en a
En abril, el 'Mosca' volvió a sufrir. En el entrenamiento previo al duelo con uno de los colistas, el Móstoles, había presión, pero un ambiente de unión y confianza. Nader, "el egipcio", lo resumía: "Es fútbol, puedes perder o ganar, pero tenemos un buen grupo". Iker, uno de esos que no necesitan mucho para inventar una jugada, añadió: "Este grupo está unido, de eso no tengan duda".
Pero esto es fútbol. El Móstoles se impuso 0-1 en el Román Valero. Tras la dura derrota solo pudieron sumar empates y una victoria mínima ante el Atlético Paso que lo dejó vivo para jugarse la categoría en las dos últimas fechas, que se disputarían en horario unificado.
El último partido en casa, ante el Melilla fue caótico: 4-4 y emociones cruzadas. El Madrid C, en zona de play-out, había empatado ante el Conquense, ambos terminaban la fecha con 39 puntosy todo se definía en la última jornada. "Este club está tocado por Dios", decía Poves. El uruguayo Telis lo tenía claro: "El próximo fin de semana tenemos una final".
Esa final fue el 4 de mayo en el Pedro Escartín. El líder Guadalajara, hasta entonces invicto en casa, ganaba 2-0 hasta el 71'. Mientras tanto, el Madrid hacia lo suyo ante el descendido Illescas.
Pero todo cambió en cuestión de minutos. Penalti y roja al Guadalajara, descuento de Segovia al 77. Otra roja a los locales al 83' y empate del "Kun" al 85'. El milagro, al 90': Segovia rescató un despeje a medias del portero y la mandó al fondo de la red. "Ha sido una montaña rusa", dijo él mismo.
"Lo que hemos vivido, todo este tiempo trabajando y nos salvamos en casa del líder, una locura", añadió el Kun, mientras la plantilla corría a abrazarse con los suyos tras el pitido final.
De entre las camisetas rojiblancas, otro de los referentes, Nacho Recalde dijo lo suyo: "Una locura, como todo este año. Al más puro estilo del Mosca". "Hace años no llenábamos un bus para viajar. Se ha creado una atmósfera especial. Hay algo que empuja esto"; concluyó Poves.
El lunes, como siempre, volvió a abrir el bar del Román Valero. Caldito, café con leche, tostadas, el mismo menú de cada semana. Las cervezas seguían frías, como si no hubiese pasa nada, como si el Mosca no hubiese evitado el descenso el día anterior.
En a, no hace falta explicar lo que significa el Moscardó. Lo saben los que prenden la parrilla cada domingo, los que llegan con gorros de lana aunque llueva, los que ocupan siempre el mismo rincón en la grada. El Moscardó sigue, y mientras haya fútbol seguirá siendo el orgullo del barrio.
La historia que estuvo a punto de terminar
El Moscardó no es un equipo más. Es algo que se dice en voz baja, pero se respira en el ambiente entre los saludos de los de siempre: "En 1970 estuvimos en Segunda, jugamos Copa del Rey contra los grandes. Nuestra historia empieza en 1945, hemos jugado contra el Rayo, Getafe, Leganés, Villarreal, Cádiz, Murcia... contra los A, no contra los B. El 'Mosca' ha sido muy grande, pero a partir del 2000 tuvimos un bajón", recuerda Rubén, socio desde hace 45 años.
Actuaciones más recordadas en Copa del Rey:
- 1969-70, eliminó al Villarreal
- 1973-74 , eliminó al Cádiz
- 1979-80, cayó ante el Sporting
- 1980-81, cayó ante el Atlético de Madrid
- 1995-96, cayó ante Leganés (última participación)
David, su compañero en muchas de esas jornadas, completa el cuadro: "Esto fue de nuestros abuelos y de nosotros parará a nuestros hijos. Es el orgullo de a".
Su memoria se ordena por ascensos: 1970 ante el Tarrasa, 1994 ante el Siero y el año pasado ante el Hospitalet. Pero también por calles: "La Marcelo a era la segunda zona comercial más fuerte de Madrid después de la calle Alcalá".
Rivales icónicos con los que se enfrentó en su única temporada en Segunda:
- Mallorca, Rayo Vallecano, Villarreal, Betis, Deportivo La Coruña, Oviedo, Burgos, Cádiz
"La peor época fue hace seis años. Estuvimos a punto de desaparecer. Por días. No sabíamos si esto estaría abierto el fin de semana siguiente" recuerda José Miguel Lacalle, socio del club desde 1980.
Jesús, otro veterano de la grada, sigue recordando al Moscardó como ninguno: "Cuando subimos a Segunda fue lo máximo. Teníamos 20 años, ante el Tarrasa en Vallecas. Estaba en la 'mili' en esa época, imagínate".
Luego vinieron los ochenta: "En Tercera metíamos más de 8000 personas. Luego el barrio cambió. Hace seis o siete años estuvimos a días de desaparecer".
Este año, los aficionados tuvieron una nueva ilusión por la que venir al estadio los domingos: luchar por la permanencia en 2ªRFEF, no habían estado en una categoría equivalente desde 1996.
El camino del Moscardó en Segunda Federación en la temporada 2024-25 fue como su historia, una sucesión de altos y bajos. Una temporada larga, irregular, en la que ganó lo justo y sufrió. Pero en la que de algún modo, se dio el milagro.
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