Álvaro Morata se ganó a pulso su brazalete de capitán de la selección española durante la Eurocopa 2024. Un trabajo invisible que poca gente entiende (o no se ha sabido valorar lo suficiente) para unir a un grupo que acabó alcanzando las mieles del éxito en el Olympiastadion de Berlín. "Me han sabido entender cuando eran momentos muy difíciles para mí", explicó hace poco sobre un rol que llevó a cabo gracias al cariño de todo el staff y sus compañeros.
Un líder, aunque desde fuera del vestuario no se vea tan claro, que mima a cada uno de sus compañeros con un esmero poco habitual en el mundo del fútbol: "Lo primero de todo a los que vienen por primera vez ayudarles, decirles que si necesitan algo, que entiendan lo más rápido posible que si han llegado aquí es porque son importantes", explicó. Puesto en valor el trabajo de Morata con el brazalete, su último detalle llegaría en el minuto 32 del partido ante Suiza. El delantero español pisó área cuando buscaba el mano a mano ante Mvogo, pero notó el derribo de Ricardo Rodríguez y se dejó caer. El colegiado del encuentro no lo dudó ni un instante para señalar los once metros. En ese momento, casi todas las miradas estaban puestas en Álvaro Morata, al menos desde los televisores, porque con ese tanto podía alcanzar a Fernando Torres como tercer máximo goleador.
La petición del Heliodoro Rodríguez López
No fue así desde las ilustres gradas del Estadio Heliodoro Rodríguez López, que con el pitido del árbitro unieron sus voces para pedir a gritos que fuese su paisano el lanzador del penalti. "Pedri, Pedri", gritaba la afición... y Morata debió pensar aquello de'quien soy yo para quitarle la ilusión a una afición' y decidió ceder el lanzamiento a su compañero. Morata es el más veterano en partidos con la Roja y el máximo goleador de los jugadores en activo. Solo Cristiano y Platini han conseguido más goles que él en la historia del torneo continental y frente a Suiza tuvo la oportunidad de cazar a Fernando Torres en la tabla histórica de goleadores españoles, pero, como buen capitán, se preocupó más por el bienestar de su compañero. Así las cosas, el azulgrana falló el penalti, un golpeo demasiado centrado que atajó el portero, pero para fortuna del estadio otro canario, Yeremy Pino, cazaría el rechace para firmar el 1-0.
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