La selección española jugó de amarillo en la final de la Liga de las Naciones ante Portugal. Al proceder del lado de Alemania, anfitriona de la Final Four, era la selección lusa la que actuaba como local y tenía el derecho de elegir su camiseta roja. En la reunión previa de la UEFA, España propuso usar su segunda equipación: la amarilla. Sin embargo, Adidas, la marca que viste a España, presentó otra propuesta sobre la mesa: jugar la final con la segunda camiseta de la selección femenina.
No es una idea nueva. Hace más de un año, varias selecciones recibieron la propuesta de jugar con una camiseta suplente idéntica a la del equipo femenino. España y Alemania, entre otras, rechazaron la idea, prefiriendo camisetas distintas. Sin embargo, Bélgica aceptó. Por eso, hoy los Diablos Rojos, aunque juegan en casa ante Gales, saltarán al campo con la segunda equipación del equipo femenino: amarilla. "Es nuestro homenaje a las Red Flames por su clasificación para la Eurocopa y su destacado papel en la Liga de las Naciones", explica la Federación Belga.
La propuesta de jugar la final de Múnich con la segunda camiseta del equipo de Montse Tomé se presentó a la Federación. La idea gustó en algunos despachos, pero requería el visto bueno de todos, incluidos los jugadores. Sin embargo, en el equipo no cuajó. Los jugadores se sentían cómodos con su camiseta amarilla, con la que habían jugado fuera durante toda la fase de clasificación de la Liga de las Naciones, y no veían motivos para cambiar. Ahí se detuvo la iniciativa.
De haberse aceptado, no habría sido la primera vez. En junio de 2022, con Luis Enrique al frente, la selección jugó en Málaga contra la República Checa con la camiseta del equipo femenino, a la que se le añadió la estrella de Sudáfrica, ya que aún faltaba un año para que la selección femenina se proclamara campeona del mundo en Australia. La iniciativa, liderada por Luis Rubiales, buscaba apoyar a la selección femenina, que un mes después debutaría en la Eurocopa de Inglaterra.
La brecha abierta en el fútbol español a raíz del caso Rubiales vs. Jenni Hermoso también afectó la relación entre las selecciones masculina y femenina. Las campeonas del mundo en Sídney consideraron que el apoyo mostrado por los hombres fue tibio y distante; por su parte, los campeones de la Eurocopa en Berlín echaron en falta felicitaciones por parte de ellas.
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