Ron Gourlay ya trabaja a la distancia. Desde lejos. Muy lejos. Si bien se le espera en Valencia en las próximas semanas, el CEO de fútbol contratado por Meriton ya está a pleno rendimiento ejerciendo sus funciones en el club. Y ya ha hablado con todos los estamentos para poder arrancar el trabajo. El gestor escocés tiene un estilo implementado que va a tratar de aplicar en su nuevo proyecto.
Gourlay no es un director deportivo en sí. No. Es un gestor. Un 'controller'. Y para ello una de sus misiones es rodearse de gente de fútbol. Por ello, Carlos Corberán tendrá un rol importante a la hora de confeccionar el equipo. Porque estará en la gestión. Proponer nombres, proponer posiciones y luego entrenar lo que la entidad le pueda traer. Hasta ahí todos de acuerdo.
Reuniones con todos y consensos: rol de Corona
Pero Gourlay se va a tener que rodear de un equipo que haga las funciones deportivas en sí mismas. La de informes, la de hablar con agentes, la de proponer futbolistas y el escocés ha empezado a volcar información con Miguel Ángel Corona desde la semana pasada. Si se tenían dudas sobre la posición en la que quedaba el director deportivo, quedaron disipadas con el o que mantuvieron. Cuenta en ese 'equipo' que pretende montar Gourlay.
El consenso es clave. Y es lo que pretende este último. Así piensa el nuevo CEO por lo que hizo en otros clubes. Como en el WBA. La idea con la que llegó, y en la que estuvo Corberán, tenía unas funciones determinadas.
El escocés es partidario de una especie de "junta directiva" que esté formada por él mismo, el entrenador, expertos médicos, financieros y istrativos, así como por de la secretaría técnica. Y por ahí ha empezado. Por ver toda la información que se tenía y por llegar a conclusiones. Con dos planteamientos para empezar: Raba, en consenso con todos. Neyou: no lo había y descarte.
Gourlay necesitó en su día a una especie de director deportivo y técnico que se centrará principalmente en identificar jugadores. Que le hiciera ese papel dentro de un equipo de trabajo. Y lo defendió así en otra comparecencia pública: "No podemos permitir que sólo una o dos personas en el club de fútbol tomen decisiones a ese nivel".
Un hombre de club... y del propietario
Gourlay está puesto por la familia Lim para que gestione y reporte a Singapur todo lo que sucede en el club. Se 'debe' a la propiedad. Y ya tiene experiencia en otros clubes con la misma idiosincrasia. Como en el WBA. En esa época los asuntos financieros clave recaían en Lai, quien residía en China. "Esa decisión de inversión recae en el accionista principal. No en mí. Las decisiones las tiene que tomar él", indicó Gourlay.
"Como director ejecutivo, tengo que gestionar el día a día. Al fin y al cabo, soy un empleado. Mi trabajo es hacer lo mejor que pueda con las herramientas que tengo a mi disposición", explicaba en una entrevista a la BBC. Es un modelo que se ajusta al 'régimen patriarcal' de un club como es el Valencia.
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