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No nos engañemos. El milagro de McLaren empezó en un plagio. Una refinada copia del Red Bull de 2023. Y ese es, en mi opinión, el mensaje que Fernando Alonso le lanzó a su equipo sin tapujos en Zandvoort cuando se fue al suelo a mirar el fondo y difusor del coche de Piastri. Al asturiano le preocupa mucho 2025. Un año que dependerá en buena medida de cómo se acabe éste. El problema es que imitar no es algo que guste demasiado a los directores técnicos. Y más si son de prestigio. Como otros equipos de la parrilla, tienen la información ya de cómo es ese suelo. Ahora toca hacerlo realidad.
McLaren gana avanzando en lo que desestimó Red Bull
Más allá de la copia, en Woking han sabido mejorar el concepto del RB19 con sus propias ideas mientras la escudería austriaca se metía en problemas en parte por un ataque de ego. El RB20, largamente desarrollado desde mayo del año pasado, cambiaba por completo su sistema de refrigeración para explorar lo que antes no supieron hacer funcionar en Mercedes. Era un avión a principios de año, aunque luego se ha demostrado mucho más delicado y difícil de evolucionar.
Nadie lo confiesa abiertamente. Pero la forma de arrasar de Max era mala para la Fórmula 1 y sus audiencias. Dice Christian Horner que hasta Stefano Domenicali, patrón de FOM, les pidió que no corrieran tanto en el arranque del Mundial. Y llegamos a Imola, donde estrenaron el kit más importante del año. No funcionó. McLaren, que ya ganara en Miami por el suelo dañado de Max, comenzó a rondar las victorias.
Los rumores sobre que a Red Bull le habían quitado algo que le hacía especial inundan desde entonces el paddock. Se insiste sobre todo en que le habrían hecho quitar discretamente el funcionamiento activo indirecto de la suspensión trasera, capaz de optimizar la aerodinámica ayudando a bajar el coche en las rectas (más velocidad punta) y subirlo en las curvas (más carga aerodinámica y adherencia). En los coches actuales el 80 o 90 por ciento del monoplaza está pensado para optimizar el trabajo aero de suelo y difusor, y aquellos que mejor sepan armonizar el aero y la parte mecánica son los que se llevan el gato al agua.
El secreto naranja, el cambio verde
Ahí puede radicar una de las ventajas de McLaren, que goza de un túnel de viento propio de última generación donde simulan una y otra vez condiciones reales de pista con una alfombrilla móvil. Entre ellas, el fuerte viento racheado, que tan poco les afectó este pasado fin de semana en Zandvoort, a diferencia de los Red Bull.
Este domingo Fernando Alonso, que ha aprendido a contar hasta 200 en los malos días antes de comparecer ante los medios, tardó mucho rato en hablar con nosotros. Se bajó del AMR24 muy decepcionado. En un día que con el coche del año pasado habría luchado por un top cinco, vio como Ferrari o Mercedes le pasaban por encima, no pudo devolverle el adelantamiento a Gasly (Alpine) y sudó tinta para pasar a un Haas sin ruedas.
Lo que el asturiano vio arrodillado en el suelo fue mucho menos importante que la contundencia de su mensaje. "Tenemos mucho que aprender de ellos (en referencia a McLaren)", dijo ante las teles. O lo que nos soltó sobre la discreta calificación de los Ferrari en Zandvoort: "Son favoritos en Monza y Singapur, y siempre optan al podio. Ya me gustaría tener a mí esos altibajos".
Cuando renovó a principio de año por Aston, su coche luchaba con Mercedes. Ellos han acabado ganando carreras. Los hacen en el mismo túnel de viento, con idéntico motor, suspensión trasera y cambio... Igual ha llegado el momento de cambiar de verdad el rumbo. Con el parche de Hungría no vale. Se puede hacer muy largo otro año de Alonso fuera de los podios. A nosotros. Y, lo que es peor, también al propio Fernando.
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