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Tras casi dos décadas tras las rejas, Juana Hilda González Lomelí obtuvo su libertad por orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que determinó que su proceso judicial estuvo plagado de irregularidades. La resolución no solo marca un giro radical en uno de los casos más mediáticos de la historia reciente en México -el llamado "Caso Wallace"-, sino que también cuestiona la legitimidad de los mecanismos con los que operaron las instituciones encargadas de procurar justicia en ese entonces.
González Lomelí fue detenida en enero de 2006, acusada de haber participado en el secuestro y presunto asesinato de Hugo Alberto Wallace Miranda, hijo de Isabel Miranda de Wallace, activista que impulsó la visibilización de víctimas de secuestro en el país. Desde el principio, el caso captó la atención nacional, en parte por el activismo mediático de la madre de la víctima, pero también por la crudeza con la que se construyó una narrativa pública donde los supuestos culpables fueron exhibidos antes de contar con una sentencia firme.
¿A cuántos años en prisión estaba sentenciada Juana Hilda González Lomelí?
Juana Hilda fue condenada a 78 años de prisión por diversos delitos, entre ellos secuestro y delincuencia organizada. Sin embargo, hoy se sabe que las pruebas fundamentales que sustentaron dicha sentencia fueron obtenidas mediante coacción y tortura, según dictaminó la SCJN. El proyecto, avalado por cuatro de los cinco ministros de la Primera Sala, consideró que las confesiones en su contra no fueron rendidas de forma libre ni voluntaria, por lo que carecen de validez jurídica.
Durante años, González Lomelí denunció haber sido víctima de tortura psicológica y física. Su historia, sin embargo, fue minimizada en los tribunales y opacada en los medios por la narrativa oficial, que la pintó como culpable sin derecho a réplica. La cobertura mediática también se ensañó con su pasado personal, revelando detalles innecesarios como su participación en un grupo de baile, que poco o nada tenían que ver con los cargos en su contra, pero sí sirvieron para alimentar un juicio público implacable.
Las posibles repercusiones en el "Caso Wallace"
La decisión de la Corte abre la puerta para revisar otros casos vinculados al expediente Wallace, en particular los de personas como Brenda Quevedo Cruz, quien también ha denunciado tortura y cuyo proceso permanece abierto. Pero más allá de las personas involucradas, la liberación de Juana Hilda pone en el centro de la discusión la responsabilidad del sistema judicial mexicano, así como la actuación de la entonces Procuraduría General de la República, hoy Fiscalía General, que validó testimonios obtenidos bajo violencia.
El caso de Juana Hilda González Lomelí no solo es una historia de una mujer liberada tras 19 años, es el reflejo de un sistema que ha fallado en garantizar el debido proceso y el respeto a los derechos humanos. Su liberación es una victoria jurídica, sí, pero también una herida abierta en la memoria colectiva de un país que aún busca justicia real.
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