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Santiago Giménez no habla desde la resignación histórica. Tampoco desde el lugar cómodo de quien repite lo que todos quieren oír. Él lo dice con una convicción limpia, casi infantil, pero profundamente poderosa: México va a ser campeón del mundo. Y no lo dice como una frase para encender pasiones o generar titulares. Lo dice porque lo siente.
En una conversación con el programa Vamos Show, el delantero del AC Milan compartió un anhelo que ha llevado en el corazón desde que era apenas un niño pateando balones en los entrenamientos del Cruz Azul. Un sueño que no se apaga, pese a los obstáculos, los fracasos del pasado y la eterna sombra del "ya merito" que ha acompañado al Tricolor por décadas.
Santiago Giménez a romper los fantasmas de México en los Mundiales
"Sí, México va a ser campeón. Yo voy a hacer lo posible y el equipo también, pero estoy seguro de que vamos a ver a México levantar la Copa del Mundo, cien por ciento", afirmó con una certeza que pocos se atreven a verbalizar. No prometió que será él quien lo logre, ni que será en esta generación. Pero sí dejó claro que ese día llegará.
Su fe choca, inevitablemente, con la historia. México ha estado en 13 Copas del Mundo y jamás ha superado la barrera de los Cuartos de Final. Sus mejores actuaciones ocurrieron hace ya varias décadas, en 1970 y 1986, cuando el país fue anfitrión. Desde entonces, el Tricolor ha sido protagonista del mismo libreto: avanzar de grupos, ilusionar a millones y caer en octavos.
¿Cuántos Mundiales ha jugado Santiago Giménez con México?
Giménez, que fue excluido de la lista final para Catar 2022 pese a estar en un gran momento, sabe bien lo que es quedarse a un paso. Pero esa experiencia no lo ha frenado; al contrario, lo ha impulsado. Hoy, con más madurez y con un rol cada vez más importante en la Selección, apunta a llegar con todo al Mundial de 2026, que se jugará en suelo norteamericano.
Su mensaje va más allá del fútbol. En un país donde soñar en grande muchas veces parece un acto ingenuo, Santi decide desafiar las probabilidades. No desde el ego, sino desde el amor profundo a una camiseta que representa a millones.
No es sólo una declaración. Es una profecía cargada de esperanza. Y si algún día México logra tocar el cielo, habrá que recordar estas palabras y al joven que se atrevió a creer antes que todas y todos.
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