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Judith Rodríguez comenzó a practicar esgrima cuando tenía 8 años animada por su madre. “Me dijo que era con espadas, como en las películas de piratas”, recuerda. Y no hizo falta más. Lo probó y el flechazo fue instantáneo.
Este sábado, la medallista de bronce en los Juegos Paralímpicos de París 2024 –en florete en silla– fue la que animó a todos los presentes en la Plaza de España a coger la espada. “Hay que probar. Es una lucha de espadas como en las películas, es muy divertida porque es como un juego. Yo lo comparo con un ajedrez mental pero con tu cuerpo”, dijo la tiradora viguesa que dio una Masterclass en la Plaza de España a los integrantes del Club de Esgrima Tres Cantos y a todos los que estaban en la zona, que escucharon atentamente sus recomendaciones. Hubo mucha expectación y niños y mayores probaron a sentarse en la silla y a tirar un asalto a cinco.
Nadie mejor que ella para compartir los secretos de un deporte en el que competía desde pequeña a pie, además con éxito, y en el que ahora triunfa sobre una silla tras el accidente de tráfico que sufrió en 2018 y por el que le amputaron la pierna derecha. Desde entonces, además de la medalla paralímpica también ha conquistado dos bronces europeos y, antes de la lesión, llegó a ser número 3 del ranking mundial de florete en silla y número 5 de espada. Esta misma semana ha vuelto a coger el florete, tras pasar por quirófano en febrero, y comienza la cuenta atrás para tratar de llegar lo mejor posible al Mundial que se celebrará a principios de septiembre en Corea del Sur.
"Es que los veo y me dan ganas de tirar", comentaba la gallega entre risas. "Yo encantada de poder dar a conocer mi deporte a la gente", añadía. Una de las tiradoras de esgrima a pie que había hecho una exhibición probó en silla y al acabar, se acercó a Judith: "Te iro un montón. Me encanta como tiras", le dijo. Y le comentó lo difícil que es tirar desde la silla. "A mí tras el accidente también me pasaba. La principal diferencia entre la esgrima a pie y en silla es que a los que compiten en la convencional se les cae el brazo. Si te pasa eso en silla, estás muerto", explicó.
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