La pasión de los aficionados chinos a veces llega a desesperar a los tenistas. Es lo que le ha pasado este martes a Grigor Dimitrov a la conclusión de su partido de tercera ronda del Masters 1000 de Shangái con el australiano Alexei Popyrin.
El búlgaro, tras una convincente victoria en dos sets, por 7-6(5) y 6-2, se encaminaba desde la pista 3 a los vestuarios. Cientos de aficionados se apelotonaron entorno a él y la escasa seguridad del torneo no pudo frenarles.
Uno de ellos provocó que Dimitrov estuviera a punto de caer y Grigor se volvió para recriminarle con el dedo la acción. La cosa no pasó a mayores.
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