se aproxima el Gran Premio de Argentina de MotoGP en el Autódromo de Termas de Río Hondo, y Marc Márquez monopoliza los focos. "Bagnaia debe espabilar", dijo la leyenda Álex Crivillé al respecto, por ejemplo. El español de Ducati ha golpeado con fuerza en su estreno con el rojo oficial (pleno en Buriram) y las sensaciones son inmejorables. Parte como el más rápido y está en un territorio que le viene 'que ni pintado' para construir, ladrillo a ladrillo, el sueño del noveno título mundial.
Llegamos tras el fin de semana perfecto en Tailandia, donde aprovechamos el trabajo de los test y fuimos incisivos
El estado de felicidad del 93está patente. "Estoy contento de volver a correr en Argentina. Me gusta y fui rápido en el pasado. Llegamos tras el fin de semana perfecto en Tailandia, donde aprovechamos el trabajo de los test y fuimos incisivos. Me da motivación y estoy impaciente por volver a pista", reconoce. Termas es un circuito que le gusta... y supondrá, paralelamente, volver a un lugar donde empezó uno de los puntos que marcan su carrera: la 'guerra fría' con Valentino Rossi.
La guerra fría
Quizá es cosa del pasado, pero Rossi sigue en la mente de muchos cuando se trata algo sobre Márquez. Más cuando VR46 ha sido la casa de Bagnaia, el principal rival del catalán en 2025. Y se suman algunas voces conocedoras del 'paddock', como Paolo Campinoti, dueño de Prima Pramac, que dicen que el duelo sigue vivo. "Es una guerra fría, se necesita alguien que la resuelva. La última persona que Valentino querría ver ganar es Marc Márquez. Esto puede influir un poco en el ambiente, sobre la tranquilidad general, pero es normal, es una herida abierta", dijo el dirigente italiano.
La última persona que Valentino querría ver ganar es Marc Márquez. Esto puede influir un poco en el ambiente, sobre la tranquilidad general, pero es normal, es una herida abierta
Esa 'herida abierta' o 'guerra fría' inició en el lugar al que vuelve MotoGP, Argentina. Rossi y Márquez vivieron su primer o en 2015. Ya se conocían en pista, pero todo estalló en una carrera en la que el piloto del Repsol-Honda, en aquel momento, terminó en el suelo. Rossi remontó, le cazó y Márquez acabó en el suelo al tocar cuando el italiano levantaba para cambiar de dirección. No lo sabían, pero su relación nunca más fue la misma.
En ese 2015, la tensión siguió escalando. Márquez no pudo pelear por el título, que fue cosa de Rossi con su compañero Jorge Lorenzo. Llegó la famosa carrera de Australia, la rueda de prensa y Sepang. La de Malasia fue la acción central de toda la disputa y sigue generando todo tipo de opiniones. Cambió la batalla por la corona que se decidió en Valencia y fue a parar a un Jorge Lorenzo determinado y lanzado en Cheste.
Todo cambió y, curiosamente, vivió otro episodio en Argentina. En 2018, Rossi y Márquez volvieron a verse las caras en Termas. El español remontaba, dio caza al italiano y en una frenada obligó a que el de Yamaha se saliese a la hierba. Terminó cayendo y generó una cascada de reacciones. Las palabras incendiarias del 46 o las de su entorno, sin dejar que Márquez se disculpase.
Como se suele decir, es historia. La cosa ha cambiado mucho siete años después, con un Márquez que sigue al pie del cañón y más lanzado que nunca. Con el pleno en Tailandia bajo el brazo y su sueño de ser campeón del mundo con Ducati más vivo que nunca. Su figura planeará sobre todos en el Gran Premio de Argentina. Porque el presente y pasado habla mucho de él.
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