Capítulo 3: La caída del ídolo
"Un amigo me ofreció cocaína. Dudé, pero terminé aceptando". La gloria de Faustino se transformó en excesos. El dinero, la fama y la juventud fue un combinado que le arrastró a un mundo hasta ahora desconocido para él: viajes a la Ruta del Bakalao, noches eternas y el boxeo cada vez más en un segundo plano. El héroe juvenil de España comenzó a desmoronarse a los 17 años de edad. "Nadie me llevó por la mala vida. Yo solo me metí en eso. Empecé a juntarme con gente que frecuentaba la Ruta del Bakalao. Con 17 años tenía fama, dinero... Me dieron una beca ADO, la mejor. También 4 millones de pesetas del Consejo Superior de Deportes. Fui pregonero en la Feria de Almería. Era una locura. Todo el mundo me conocía". afirma.
"Me iba de fiesta los viernes y volvía los domingos, sin dormir. En ese entonces no había controles antidopaje sorpresa. Una vez, justo antes de regresar a la selección, un amigo me ofreció cocaína. Dudé, pero terminé tomándola. Al día siguiente, nos avisaron de un control sorpresa de la AMA. Me tocó a mí. Entré en pánico. Pedro del Moral, el médico, me dijo: Vete a la sauna. Estuve toda la noche sudando y bebiendo agua. Por suerte, no di positivo. Pero fue un aviso. Estaba desviándome".