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Los coches eléctricos por debajo de 20.000 euros ya existen. Algunos fabricantes los buscan como el 'maná' para la salvación eléctrica, pero para otros como Dacia, esa asignatura ya está superada. El Spring fue el pionero en el segmento A y, de hecho, ya cuenta en su curriculum con una amplia experiencia en las ciudades españoles incluso como vehículo de carsharing.
Su trayectoria es, por tanto, larga. Empezó en 2011 con la primera generación, que ya ostentaba el título de 'coche eléctrico más barato del mercado' español. El actual mantiene la misma base de aquel pero con importantes cambios estéticos que han mejorado bastante su atractivo.
Un Spring nuevo en la 'cáscara'
Sus dimensiones apenas cambian, con 3,7 metros de longitud y una anchura que no llega siquiera a los 1,6 metros. Pesa poquito, muy poco más de 1.000 kilos (lo cual es una ventaja a la hora del consumo) y su maletero no está mal para su tamaño (288 litros y sin un espacio debajo siquiera para dejar los cables). Pero todo eso ya lo sabíamos.
Mecánicamente el Spring 2025 es similar a su predecesor. Mantiene sus motores de potencia reducida: 45 CV para la versión básica y 65 para el más capaz, que es el que nosotros pudimos probar combinado con el acabado Extreme mas 'pintón'.
Tan pintón que incorporaba incluso un elemento opcional peculiar, como es el adhesivo para los paragolpes delantero y trasero con el gráfico del plano de una urbe, su terreno natural.
Del resto de su estética destaca el frontal de familia heredado de los nuevos Duster/Bigster, incluidos los faros con la firma luminosa en forma de Y tumabda y los adhesivos negros para dar un toque más trabajado. Se encuentran tanto en la zona de los faldones laterales como 'rompiendo' el pilar C. Los bajos también en negro, recorren el perímetro del Spring protegiéndolo de pequeños roces a baja velocidad.
El interior cambia
El conjunto, especialmente con el color rojo arcilla opcional (500 euros, como toda la paleta salvo el blanco) resulta bastante más atractivo que el Spring anterior. También ha mejorado por dentro, al menos por la nueva disposición del salpicadero, mucho más moderno y al fin con una pantalla 'como Dios manda', con 10" de diagonal y conexión con Apple CarPlay y Android Auto, incluso inalámbrica, así como la cámara de marcha atrás.
Tenemos suficientes huecos portaobjetos... pero hay que tirar de rios para necesidades básicas. Como la de dónde dejar el teléfono móvii, que sólo puede ir al hueco situado detrás del mando del cambio. Pero queda tan bajo que deja el móvil fuera del alcance de la mano (aunque, bien pensado, igual es mejor que así sea). Con los clips opcionales que ofrece Dacia (a precios muy bajos) podemos resolver ese (y algún que otro) entuerto.
Sin embargo... el ajuste que Dacia ha hecho en el coche para ofrecer ese precio tan bajo se nota. No tenemos reposapiés para el izquierdo, no hay asideros en el techo, ni en las puertas (para cerrarlas -suenan 'a la antigua- tenderemos a agarrar el tirador, que es de un plástico que no parece muy resistente), no podemos regular la altura del asiento ni la profundidad del volante, los plásticos son todos duros (aunque los ajustes no se ven malos), los neumáticos son unos Linglong que brillan más de lo que agarran... Con todo, nada a lo que no esté acostumbrado a renunciar un cliente de Dacia.
Menos de 20.000 euros... en todas las versiones
Que el Spring es un 'sub 20.000' vale para todas las versiones. La de arranca en 17.890 euros, mientras que el más caro se queda rozando la barrera psicológica: 19.890 euros. Lo bueno es que con el retorno de las ayudas a la compra del Moves III y el IRPF podemos tener uno... por mucho menos.
El equipamiento que da a cambio -hablando ahora de la versión probada, la más generosa- incluye un cuadro de relojes digital de 7", dos tomas de recarga de móviles (eso sí USB-C), climatizador manual, una tapicería especial (que da mejor pinta a unos asientos que no son precisamente cómodos), espejos eléctricos y unas bonitas llantas negras de acero y 15". Además, por supuesto de los asistentes a la conducción que ya no mecionamos por ser obligatorios por Ley europea.
Conseguido: más de 200 kilómetros
Sus prestaciones son modestas (sobre todo si lo comparamos con la competencia que tiene ya -poca, pero el Leapmotor T03 ya le supera- y tendrá -también el futuro VW ID.1 será más potente-), pero en el parámetro clave no defrauda.
Homologa 225 kilómetros de autonomía por cada recarga y, contrariamente a otros, hemos conseguido igualarla incluso saliendo de los mejores escenarios, con la mayoría de ellos en autovías interurbanas (aunque, eso sí, a velocidad moderada). El consumo es bastante bajo para lo habitual en cualquier coche eléctrico, ya que se mantiene con holgura por debajo de los 15 kWh/100 km.
El Spring no nos da muchas armas para intervenir en la eficiencia en marcha. Apenas el modo ECO, que limita la potencia -lo cual, en algunas situaciones de conducción puede resultar delicado- y el modo regenerativo B, que se activa desde el mando del cambio y aumenta la retención al decelerar... aunque sin que el coche llegue a detenerse del todo sin activar los frenos.
La batería, de 26,8 kWh, se recarga a través de una toma situada en el morro (bajo el nuevo logo de Dacia) con potencias de 6,6 kW en tomas domésticas y 30 en las rápidas. Y ojo porque para tener esta última opción hay que pagar 600 euros extra (y eso rompería la 'magia' de los 20.000 euros). ¿Es necesario? Nosotros creemos que sí porque, si nos ceñimos a lo que es este modelo, un coche pensado para no salir de la ciudad, no tendremos problemas cargándolo a diario en casa, pero si nos metemos en un apuro... en el Spring el concepto de 'chute rápido' no existe.
Y tampoco el de dinamismo. Su generosa altura libre al suelo, la suspensiones blandas, los neumáticos estrechos de pisada y una dirección cómoda pero tampoco comunicativa en exceso nos deja claro desde el principio que el Spring es para lo que es. Hay que utilizarlo acorde a eso y conociendo sus limitaciones.
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