Es uno de los grandes exponentes de los Grupo B y del Dakar africano. Y, probablemente, el que mayor talante político desprenda entre todos los campeones del automovilismo mundial. No en vano, Ari Vatanen llegó a ser miembro del Parlamento Europeo a principios de siglo, y, años después, candidato a presidir la FIA (lo ganó Jean Todt, otrora su jefe en el equipo Peugeot Talbot Sport). Aprovechando su participación en el Rally Festival Hoznayo, donde ha vuelto a subirse al mítico Peugeot 205 T16, MARCA ha conversado con el finlandés en clave de pasado y futuro.
Pregunta. ¿Qué recuerdos le ha traído después de 40 años el Peugeot 205 T16?
Respuesta. Peugeot estaba cerca de la bancarrota cuando yo llegué, el 205 y el programa del Mundial de rallies sacaron a la marca de una situación tan complicada. Se respiraba un espíritu ganador en el equipo, estábamos todos muy unidos. Yo aún no hablaba francés entonces, pero se veía en los ojos de la gente que creían al cien por cien en el proyecto, que aunque ganaran más o menos dinero, sentían que formaban parte de algo grande. Se creó ese espíritu tan especial dentro del equipo.
P. Fue el primer campeón del Mundo que llegó a un equipo complemente nuevo como era Peugeot. ¿Cómo le convenció Jean Todt?
R. En aquel momento, no mucha gente creía en un concepto de coche con tracción a las cuatro ruedas y motor central, porque era algo totalmente nuevo. Pero escuché a mi corazón y sentí que aquello podía funcionar. Siempre lo he hecho, la vida no es una tabla de Excel. Cuando crees en algo, no haces ningún cálculo, simplemente vas en esa dirección. No puedes ir deprisa si no estás contento con tu coche, el Peugeot se adaptó muy bien a mí y yo a él. Era mi coche, estaba hecho a mi medida, lo sentía así. El Audi hubiera sido difícil de pilotar para mí, porque tenía mucho subviraje.
P. Ganó el Mundial de rallies en 1981 con un Ford privado; a partir de ahí, todos sus éxitos los consiguió con Peugeot. ¿Fue la marca más importante de su carrera?
R. Se ganó todo, y también lo perdimos todo. Sufrimos la pérdida del copiloto de Jacky Ickx, yo estuve cerca de morir en un accidente en el Rally de Argentina… Lo vivimos absolutamente todo. Estuvimos con la gente rica y los presidentes que nos felicitaban cuando ganábamos cosas importantes. Vimos de cerca lo que era la pobreza en el París-Dakar, gente que no tenía nada, que cada mañana se despertaba sin saber si sobreviviría ese día. Fue una etapa muy especial, una experiencia espiritual, mucho más allá de los rallies y los coches. Eso era el París-Dakar. Vivimos una aventura humana, que me ayudó a crecer como ser humano y a reconocer, como llegué a decir alguna vez en el Parlamento Europeo, que todo el mundo alberga la esperanza de poder vivir una vida mejor.
P. Rallies, Dakar, Pikes Peak… ¿De qué victoria se siente más orgulloso?
R. Cuando volví a París para empezar el Dakar, después del accidente en Argentina, porque recuperé mi vida. Pasé un año y medio muy duro. No había luz, todo era oscuro para mí, no tenía esperanza. Volví a la vida. Fue como volver a nacer y empezar una nueva vida. Eso fue más importante para mí que cualquier victoria.
P. Sus dos hijos varones, Kim y Max, estuvieron involucrados en el Mundial de rallies, uno como mánager y otro como piloto. ¿Cómo ve ahora mismo el campeonato?
R. No está en la mejor situación. Si Hyundai se va, Toyota se queda prácticamente solo, porque Ford no es un equipo de fábrica como tal. Esa sería una situación complicada, y es una pena, porque los rallies tienen mucho seguimiento. Pero hoy en día todo es demasiado caro, necesitamos reducir los costes. Eso es todo lo que puedo decir. La tecnología avanza y el público quiere algo nuevo, pero eso sale caro, así que probablemente se necesita dar un paso atrás.
P. ¿Cuál sería su ‘receta’?
R. Si por mí fuera, volverían los coches de tracción delantera, como los Kit-Car que empezaron a correr a finales de los 90. Serían coches más fáciles de desarrollar, más simples y espectaculares. Los americanos saben hacerlo muy bien en cualquier deporte y construir grandes espectáculos. Los rallies son un espectáculo muy democrático, porque van directamente a la gente, que muchas veces se los encuentra. Es un deporte que necesita ser espectacular y no muy caro.
P. En base a su experiencia cuando fue candidato, ¿qué consejos le daría a Carlos Sainz si finalmente optara a presidir la FIA?
R. Es parte de la democracia intentar ganar al que está en el poder, pero es complicado en cualquier federación intentar sacar al que todavía tiene el mando. ¿Qué le puedo decir a Carlos? Sin duda, sería un gran presidente. Pero llegar hasta ahí es otra cosa. Es complicado y no tiene mucho tiempo. No es una situación nada fácil.
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